La movida tibetana

A los voceros de la "causa tibetana", que limitan a la secta teocrática e inmoral de los bon animistas (creen en dioses, demonios y fantasmas cuando Budha era ateo) o de los "bonetes rojos", ajena completamente al budismo (se fundó 1400 años después de Budha Gautama), y se olvidan a los bonetes amarillos, les recomiendo se lean la obra de Alexandra David Neel, monja budista en Tibet diez años y antropóloga, antes de la huida de este Océano de fascismo que es el payaso yanqui. Como no los leerán, porque no es propaganda facha y no se pueden casi ni encontrar, pese estar considerados los mejores textos sobre aquello que algún descolocado confunde con cultura, que se vean las pelis del Gere hasta que se les pase la ñoñería. También podrían vindicar la cultura franquista porque se les quita la gallina de las fachadas.
Para más datos serios busquen la traducción del Ramayana de Blequa y léanse los comentarios sobre la escapada del dalai mientras obligaba a su pueblo, bajo pena de muerte y de reencarnaciones milenarias en gusano (vean cómo se arrastran los peregrinos, muy budista, tú), a enfrentarse al ejército chino e impedir la liberación de aquel feudo de cerdos inmorales.
Léanse quien era y de donde viene ese democrático señor, tanto como sus colegas Ratzinger, los reyes saudíes o los guedejas sionistas y Rouco Varela. Menos bobería y, si quieren defender la cultura en peligro, aprendan vasco y catalán, o las obras completas de Mircea Elíade, que las compró la iglesia católica para poder censurarlas a gusto.
Yo no pienso escribírselo. Como va entre peces desmemoriados será útil -a falta de buen yoga vipasana, copiado por los cartujos- mojarse el culo y leer, para mantener la neurona iluminada. Cultura es lo que se enseña en las escuelas y universidades científicas, por maestros, profesores, doctores y catedráticos, y no la educastración judeocristiana o tibetana.
Hay mucha gente que no sabe que Lobsang Rampa era un señor ingés, Mr. Smith, de la corte de aquel rey nazi que se casó con una pija yanqui y fue obligado a abdicar en la isabelita hortera, y que Mr. Smith trabajaba en la campaña internacional anticomunista de Hitler y sus amigos subnormales. Cualquiera que practique yoga y haya leído el Tercer ojo, se parte el mismo de risa. Si, como yo, lees la vida de su gata -explicada telepáticamente en Mi vida con el lama- o la anticomunista y Heil Hitler El cordón de Plata, sobre los viajes astrales, le compararía al Coll más agudo (de Tip y Coll). Cuando descubres que es un inglés que escribe novelas por orden del editor y con menos agudeza que el Mallorquí o el Silver Kane -o el Brown-Follet cretí- lo entiendes todo.
Como el asesinato del coronel Lawrence, que había ya amenazado al rey de Inglaterra de que le pegaría un tiro si traicionaba a Faisal y regalaba Israel a los sionistas que habían financiado a Hitler, Roosvelt, Eisenhower y Churchil contra Stalin. Pero había un espía catalán, Joan Pujol, que les jodió bien en Yalta, entre otros que no se mueven por la budista y desapegada pasta gansa.
Cualquier bobo podía ver a millas que este montaje -exacto al de Birmania hace tres días, tiempo de la memoria del besugo- es un intento del eje fascista para boicotear a China y hacerle perder los ingresos de las olimpiadas, para que su boyante economía se joda de alguna manera, ya que todos los vaticinios de los gurus de aquí la cagan en lo propio (aterrizaje suave, ¡toma ya Kas manzana!) y no veas en lo ajeno... Pero ésto es lo que fluye por aquí.
Me imagino a aquel Sidharta, el Bhagavan o Sublime, que renunció al reino de los Sakyas en busca de un camino, el dharma de la patichshasammupadda u octuple senda, para comprender el mundo ilusorio de maya y huir del apego y el sufrimiento, mediante la renuncia a todo premio, honor, ligamen, parentesco u afecto amoroso, hasta alcanzar nirvâna (en sánscrito, y nivâna en pâli, lengua de los bikhus o monjes mendicantes de túnica azafrán, los auténticos budistas hinayanas), que es el despertar de la conciencia en el océano del absoluto universal, la pérdida del yo y la identidad, y al fin, el moksha, la extinción absoluta o parinirvana.
La emigración de tunguses, ahora tibetanos, es atávica, milenaria, hacia Asia Central y China o Corea, siempre huyendo de las mismas familias de déspotas tiránicos que se decían encarnación de un avatar que, por su bondad, debía haberse extinguido en el moksha. Dan pena y risa, por lo que la sonrisa del sakyamuni se comprende fácil. Ahora regresan los chinotibetanos a un Tibet libre de déspotas y sádicos ignorantes, mientras aquí las niñas mueren democráticamente en manos de un sistema judicial democrático que deja asesinos, genocidas y tiranos democráticos en sus poltronas, y señorit@s liberad@s gobernando nuestros destinos...
Extíngase y liberennos, por favor, el nirvana con rolex está cerca, Rouco canta mantrams y en Montserrat se pintan de rojo y se rasuran las calvas... con tal de que el negocio funcione...

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