La defensa a ultranza de lo absurdo
Entre los numerosos recortes de la derechona en el poder que se vislumbraban y ya han caido se encuentran los llamados "medios de comunicación públicos", contra cuyo recorte se han alzado voces de los partidos de izquierda, como ICV-EUiA en Catalunya, alegando una pérdida de información y "pluralidad" que deja pasmados a quienes conocemos -y ellos debieran también- cómo se montaron esos chiringuitos de propagandistas sociovergentes desde las corruptas poltronas de la corte CiU, PSC, PP.
Sin oposiciones, depurando los elementos no adictos -y más profesionales- de las cavernas locales, con sueldos de órdago para intitulados, desconocedores y recién llegados de todo tipo -técnicos, presentadores, gestores y demás- surgieron esos "medios" de las filas de militantes y amiguetes de los respectivos gobiernos locales o de la Generalitat, de dedo en dedo y a manitas.
Cuando cerró El Correo Catalán, la voz de CiU que se nutría de cheques de la Generalitat cada mes para pagar sus nóminas- los adictos a la casa CiU en masa y socios pasaron a engrosar las filas de tertulianos o contratados a dedo de TV3 y aquel Catalunya Radio tan plural que el profesor Vicenç Navarro puso a caldo no hace mucho por el proconvergente descarado y grosero tono de su estrella Fuentes. Como es el del resto de esos "medios públicos".
De ahí salió, sin la carrera acabada pero con recomendaciones celestiales, el otro gran estrello de la derecha catalana, Josep Cuní, ahora en la tele del grupo Godó-La Masguardia que pretende que CiU, en base a los apoyos y propaganda prestada, le regale algún canal de los suyos "públicos", nada menos que el 33.
Y es que resulta muy extraño todo porque los neofascistas cantan las virtudes de la empresa y gestión privadas sobre la pública, y las leyes del mercado para regular la oferta y la demanda, pero todos, toditos, todos los medios "privados" de prensa se han ido o se van al garete y viven -todos, todos, todos- de subvenciones de dinero público.
Y, en cabeza distanciada en sobornos, llamadas subvenciones, robadas a la clase de los que pagan los impuestos y no opinan en esos medios -privados o públicos- porque sus chupópteros mantienen el servilismo al amo y saben muy bien para quien trabajan y han trabajado, está el grupo Godó precisamente, tras Tv3 y Catalunya Radio.
O sease: Que, si tan útiles son los públicos medios y tan eficiente la gestión privada, se lo ganen con la publicidad correspondiente a su audiencia, como rigen las normas del mercado -su cacareado mercado-. Y que se acaben de una vez esas subvenciones indecentes, desde Madrid a Badalona sur mer...
Y, si no los ve ni la mamá de los nenes y nenas que juegan a ser estrellos y estrellas, que se cierren y dejen los bobalicones y tontos inútiles de defender algo que, además, ni ebrios se les ocurriría conectar.
Lo público es aquello que se organiza desde lo público -oposición- y no lo que funciona robando dinero público y colocando ineptos a dedo a cuerpo de reyecit@s.
Menos tontería que no está el horno para subvencionarle a Goebbels la propaganda...
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Carles