El por qué del pollo al cus cus, por decirlo de alguna manera
Cuando se montó el pollo en can Ben Alí y los 40 Trabelsi, nadie entendía nada. Cuando el corral se alborotó en la granja del vecino, y el gallo de morón se puso a saltar de Túnez y Argelia a Egipto, Yemén, Omán, Barein, Arabia Saudí, Marruecos y Mauritania, los corresponsales acordaron que siguieran -todos- no entendiendo nada. Hasta los grandes servicios de "inteligencia", perdieron de súbito toda su asombrosa capacidad según Hollywood y los mismos satélites se cegaron o miraban estrábicos, en castizo: "contra el gobierno".
Luego el pollo extendió sus asombrosas alas de nazgul a Libia, donde, por arte de birlibirloque, los pacíficos pacifistas y defensores de los derechos humanos, van hasta los dientes de kalashnikovs made in Afganistan y ciegos de afgani negro (la exquisita mezcla del Viejo de la Montaña, Hassan ibn Sabbah, que ponía a sus fedayin ("hashishin") ciegos, a base de opio -muy adictivo- y hash afgani, uno de los más ricos en THC del mundo).
¡Pero son buena gente, joder! Parados cabreaos. Y abuelit@s y padres de familia que ondean -será a falta de otra- la bandera monárquica de la dinastía de los Idrís que hace 42 años la revolución socialista encabezada por Muammar el Gaddafi echó a patadas, junto con su corte de corruptos y millonarios, a Suiza y Londres, pobrecillos.
Y ya se ha publicado por doquier -ignoro si en las hojas parroquiales de por acá- que son "millonarios libios en el exilio" y las democráticas y muy respetables monarquías de Qatar-Al Jazira-y ahora el Barça, junto con sus aliadas de EAU (Emiratos Árabes Unidos), entre ellos Abu Dhabi, Oman, Barein más la Meca de los Saud wahabís, Arabia Saudita, todos ellos sunnitas, las que financian a los mercenarios monárquicos, con la inestimable ayuda del ejército egipcio que ahora gobierna -desde que pelaron a Gamal Abdel Nasser y al siguiente- al dictado de Tel Aviv.
Con un detalle fallero: Los baleados por esas mismas monarquías son shiís, la mayoria currantes baratos procedentes de Iran, Pakistan y Afganistán, llegados hace varias generaciones y pobladores de los barrios miserables de sus amos sunnís. Y los ayatolás desde su Press TV jalean a esos compas de los emiratos, gaseados, tiroteados y apaleados por tropas invasoras saudís y omanís como en Barein, y a la vez a los monárquicos libios que gritan que Alá es Grande y necesita más sitio para estirarse bien.
Y claro, como Bengasi está tocando la frontera inexistente entre Egipto -que se desmanteló durante su "rebelión", ¿recuerdan?- y los que curraban en Libia se han quedado en el paro -sólo chinos se evacuaron 17.600 al menos-, pues, como Mussolini con los de la paliza de Guadalajara: Se les da un metralleto en vez de un arado y tierra en Etiopía -como se les prometió- y se les pone en fila cagaditos, o palante o palafosa, a escoger democráticamente.
Y a los fusilados se les pone un cartel que diga: "Muertos por los malos", y todas las Yaziras (islas, como Algeciras) corean la entradilla hasta que los ecos se pierden entre cerebelo y bulbo raquídeo y, la vasca normal, acaba delirando.
Pues para añadir sustancia a la sopa, dos flexiones de huesos:
La cosa empezó -y sigue a tiro limpio y un millón de desplazados- hace ya muchos meses en Costa de Marfil, que es la segunda parte de lo de Liberia y está íntimamente ligado a las explotaciones petrolíferas de Royal Dutch Shell, Total, B.P., Repsol y amigos, a los puertos del golfo de Guinea, y a la división colonial de los territorios que, en el mundo en general, fueron trazados con regla en un escritorio de Londres, separando etnias, tribus, aldeas, familias y lo que hiciera falta. Todo por la pasta.
Así, en Costa de Marfil, como en Etiopía, Sudán, Tchad, Mauritania, País Valencià o Nafarroa, la división territorial dejó al país en manos de una etnia minoritaria, aburguesada y afrancesada en escuelas coloniales (Argelia, Túnez, Uganda, Rwanda, Madrid, Sarrià-Sant Gervasi...), ajena por completo a la vida cotidiana de las otras etnias e incluso, una sóla generación después, a la lengua de sus padres y de su pueblo.
Y con un país dividido en dos por París, en una noche de francachela versallesca, pretenden que la mitad mayoritaria acepte a su amo y virrey porque lo dice la metrópoli, cuando todos los del sur votaron al suyo (Gbagbó) y los del norte al de Sarko (Uattara). Para acabarlo de arreglar, el resultado de las postreras elecciones -como las de los últimos decenios por doquier- han sido discutidas por los dos candidatos: "Tú has hecho trampas en tu territorio" y "Tu has fet trampes en el teu territori", que diríamos aquí.
Lo de allí abajo -Golfo de Guinea- enlaza -en el negocio de materias primas del que se nutre la OTAN y sus jefecitos de la City- con Nïger, Tchad, Mauritania y todas sus rutas "comerciales", de las antaño románticas caravanas y, desde ya hace cien años, a las del Salario del Miedo de Yves Montand, aquel simpático golfo que soltaba a trapo: "Moi, je suis comuniste!", y -antes de que reaccionara la víctima- le pedía 10.000 francos nuevos para pagar el taxi.
Y, como el peatge -en catalán que es como cobra Abertis los peatges- que últimamente percibía el personal por allí aburrido, unos de la marca Al Qaida del Magreb, otros Salacistas sosos sin harissa, etc., estaba muy por encima del PIB y de la mordida establecida, la UE se puso al unísono a trabajar -en otra noche versallesca escanciada de burdeos, champañas, rieslings, cimetidinas y antiácidos en general- y l@s chic@sdel club decidieron cambiarlo todo para que no cambiara nada -excepto en Lampedusa precisamente, que están de temporada que no cabes-, y montar un pitote tal que ni los más sesudos hasta los Collon Chomsky!, pudieran explicar sensatamente que cogno pasa.
Y es que falta la segunda:
Se acuerdan del globo -en este caso de magnitud casi estelar- inmobiliario de Abu Dhabi? Y lo mismo de Qatar y demás paraisos desérticos de Dalí por allá, casa de Alá?
Pues cuando petó el globo, decenas de miles de currantes desde Bangla Desh o India hasta el Sáhara del Polisario, se quedaron en la puta calle sin faena. Y el paro -del que no nos cuentan nada- sumado al dinero que se dejaba de enviar a casa, empezó a tumbar en cadena las economías de todos los países exportadores de dumping -mano de obra esclava- e incluso el tráfico de blancas o de niños se hundió, permitiendo que en Darfur -zona de tráfico de esclavos ancestral ya cuando Kufu era joven- se dejaran "apaciguar".
Y, siempre dispuestos a ayudar al mundo, los grandes capitales financieros -pertenecientes a sus sacrosantos apellidos muy cristianos, hebraicos e islámicos- se pusieron a especular con los alimentos, a crear perspectivas de inversión en biocombustibles absurdos a base de cereales o caña de azúcar, y han logrado encarecer los alimentos básicos en más de un 50% en los últimos meses y el 150% a 200% en los dos a tres años anteriores.
Así que, si les parece que la cosa está liada, tomenselo con sabiduria estoica. A plantar nabos al huerto, hacer cantar al jilguero paaaayo, buscar chatarra con la fragoneta o regar tomateras en el balcón, que Soylent Green no era un cuento (¡de 2 páginas!). Arthur C. Clark no estaba para cuentos, ¡sólo avisaba!
Les conocía bien: Trabajó para ellos.
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