A la espera de un Barranco del Lobo
El corrupto e impresentable socio de Alfonso XII (muerto en 1885) y XIII en sus negocios sucios en África.
Todos los muertos eran obreros porque, para no ir, sólo había que pagar una bula (el nombre romano no es casual) monetaria: Pagant, Sant Pere canta!
Ello provocó la Setmana Tràgica, y, como castigo general, la iglesia se apropió y construyó el templo expiatorio del Tibidabo... para más cachondeo. ¡Una juerga burguesa con dinero público de una población sometida a la miseria y la esclavitud!
Una iglesia cuyos campanarios se llenaron, hace cien años, de curas y señoritos que disparaban impunemente contra la población revuelta y desesperada. Lo que volvió a suceder aquel nefasto 18 de julio, y que tanto se preocupan por silenciar los herederos de milenios de expolios, robos y asesinatos en nombre del imperio romano y sus degeneraciones.
Por suerte, aún hay quien sabe que: la única iglesia que ilumina ¡es la que arde!
Ahora, la hidalga Chacón promete más soldaditos españoles en Afganistán, y Obama y su Graciosilla hablan de pactar con "talibanes moderados"... ¿Se puede ser, a la vez, extremista-terrorista y moderado?
Los abertzales vascos ¿son más o menos moderados que los talibanes moderados?
¿Se puede hablar -señorita- con los talibanes para preguntarles si son moderados ?
¿Y con los vascos? ¿Se puede hablar con los vascos para saber cuán moderados podrían llegar a ser bien mojaditos? ¡Más mojaditos! ¿Tal vez mojaditos con parte de lo que se le seguirá sacando a Catalunya?
Lo cierto es que las cruzadas en Bactria van muy mal, como siempre cuando el enemigo es una guerrilla indígena y bien armada porque, además, ni ganan para aviones asesinos que no distinguen entre una boda y un comando, ni para mercenarios a cambio de un salario de asesino y una nacionalidad vergonzosa...
Y son tan amados por la población como Torquemada y el santo Oficio..., señorita.
Cuando el imperio anglojudío organizó a los señores tribales en Afganistán, con lo mejorcito de sus fábricas, para que acabaran con el legítimo gobierno comunista, no creyó que el perro llegara a morderle la mano, ponerle precio y querer controlar el mercado del opio por su cuenta.
Esperaban lacayos y siervos sumisos, como aquí, ya domados, o a lo platanero hondureño: contentos con la tajada particular y firmando lo que se les pone delante, sin siquiera ganas de saber qué pasa con lo que entra y saca el amo yanqui del país. (¡No te metas en política, haz como yo!, ¡decía Curro al perro!).
La caterva empresarial española, la misma que ha conducido con impunidad y colaboración de todos los gobiernos del PPPSOE el país al endeudamiento y a la clase trabajadora al paro y la miseria, tanto cuando habían grandes beneficios como cuando la cagaron sin preguntar a nadie y a sabiendas de que la estaban cagando, pide más esclavitud y miseria para todos... menos ellos y sus rentas del capital, tan bien tratadas por el partido bifaz.
Mientras, los bancos especulan, en vez de dar crédito, con el dinero público que hipoteca el futuro de la economía española para lustros o décadas...
La bolsa española sube, más que la de USA, y los fondos especulativos sobre el petróleo y los alimentos básicos se disparan.
De los paraísos fiscales ya nadie habla, antes prefieren desmayarse...
Pero, desde ellos y desde los bolsillos del fraude fiscal, salen los botines que compran barato todo lo que vale algo, sin subasta, fijando el precio el mismo que compra, como hacen en este corral impunemente las cajas y los bancos con las hipotecas de barracas ¡que ellos tasaron por cien cuando sabían que no valían ni veinte!
¡Ni los banqueros judíos yanquis se atrevieron a tanto!
Si ocurriera otro Barranco del Lobo en Afganistán: ¿Dimitiría la señora Chacón? ¿Retiraría a los demás soldados? ¿Enviaría más? Si la cosa se alarga: ¿A su propio hijo/a?
¡Alierta! PePitu. No me acordaba que aquí y ahora ya no hay que pagar bula: los señoritos vienen ya salvados por el morro ¡Y con dirección general garantizada!
Tras 100 años de aquella vergüenza inquisitorial y absolutista, aquí los caciques siguen siendo los mismos y en las mismas poltronas, púlpitos y cátedras, las mismas sedes bancarias y las mismas confederaciones empresariales.
De abajo a arriba: atado y bien atado, por el cuello.
O disparando desde el campanario...
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