Colomí que vas a França...
Me he encontrado con un amigo colomí, ya con las plumas cansadas, raídas y blancas, vecino y compañero de primeros vuelos. Y me ha dicho con pesadumbre y fatiga añeja que se va, no sabe bien adonde, "hacia el norte, hacia Francia". Yo le digo que no es buen tiempo en otoño, y con lo que se avecina este invierno, mejor al sur.
Me mira de refilón, sin ganas de rebatirme ni argumentar y murmura arrastrando las letras: "Allí se nos comen... mucha hambre".
- ¿Y la bandada?- le pregunto yo alarmado.
Vuelve a levantar la mirada lentamente hasta cruzar un rayo de luto contra la mía y contesta:
- La bandada no existe. Los que no han muerto de hambre o envenenados, lo han sido por los gatos, las cotorras que destrozan los nidos o en los picos de las gaviotas... Si queda alguien más, lo ignoro. Yo me voy hasta donde llegue, solo. Y tú ¿tienes bandada?
- La verdad, no. La familia apenas. Hubo una, y grande, pero se domesticaron en las plazas, donde mendigar o comer los restos les permite vivir todo el año, dicen los jefes de las plazas... Pero la superviviencia es muy difícil ante la competencia de pájaros, más rápidos, y el acoso de las rapaces. Pocos duran un año, pero sirven de carnaza a los depredadores mientras los dueños de las plazas y sus secuaces se llevan las tajadas. No son bandadas, luchando y sobreviviendo juntas, sino bandas. Teníamos -al llegar- el anhelo y la convicción para unir a las demás palomas en una inmensa bandada, y expulsar de una vez a las gaviotas de los vertederos, las escuelas y las plazas, donde lo comen todo y matan a quienes consideran competencia. Pero ahora ellas dominan el cielo y ni los halcones, siempre seguros en sus territorios de caza, se atreven a enfrentarse a ellas.
- ¿Y las águilas?
- Allá arriba, compitiendo con los buitres y quebrantahuesos, dicen... Nunca se acuerdan de nadie. Si acaso, de los lagartos y las serpientes.
- Siempre te quedará el norte, amigo, donde la muerte viene de golpe y sin avisar, como el halcón y como el frío.
- Colomí que vas a França: Bon viatge!
-Bons vents, company.
- Que els vents alisis et siguin propicis!
Ya no me ha oido, o tal vez sí.
Me mira de refilón, sin ganas de rebatirme ni argumentar y murmura arrastrando las letras: "Allí se nos comen... mucha hambre".
- ¿Y la bandada?- le pregunto yo alarmado.
Vuelve a levantar la mirada lentamente hasta cruzar un rayo de luto contra la mía y contesta:
- La bandada no existe. Los que no han muerto de hambre o envenenados, lo han sido por los gatos, las cotorras que destrozan los nidos o en los picos de las gaviotas... Si queda alguien más, lo ignoro. Yo me voy hasta donde llegue, solo. Y tú ¿tienes bandada?
- La verdad, no. La familia apenas. Hubo una, y grande, pero se domesticaron en las plazas, donde mendigar o comer los restos les permite vivir todo el año, dicen los jefes de las plazas... Pero la superviviencia es muy difícil ante la competencia de pájaros, más rápidos, y el acoso de las rapaces. Pocos duran un año, pero sirven de carnaza a los depredadores mientras los dueños de las plazas y sus secuaces se llevan las tajadas. No son bandadas, luchando y sobreviviendo juntas, sino bandas. Teníamos -al llegar- el anhelo y la convicción para unir a las demás palomas en una inmensa bandada, y expulsar de una vez a las gaviotas de los vertederos, las escuelas y las plazas, donde lo comen todo y matan a quienes consideran competencia. Pero ahora ellas dominan el cielo y ni los halcones, siempre seguros en sus territorios de caza, se atreven a enfrentarse a ellas.
- ¿Y las águilas?
- Allá arriba, compitiendo con los buitres y quebrantahuesos, dicen... Nunca se acuerdan de nadie. Si acaso, de los lagartos y las serpientes.
- Siempre te quedará el norte, amigo, donde la muerte viene de golpe y sin avisar, como el halcón y como el frío.
- Colomí que vas a França: Bon viatge!
-Bons vents, company.
- Que els vents alisis et siguin propicis!
Ya no me ha oido, o tal vez sí.
Comentaris