Plutocracia o democracia

Hay quien se empeña en llamar al estado español democrático, como los falangistas que añoran la FEN (Formación del Espíritu Nacional) franquista y vituperan la asignatura de ciudadanía. Son muchos de ellos esos progres, que es un eufemismo para hablar como si uno fuera de izquierdas, de origen popular y no aristócrata o rico que es lo que era en su origen francés, mientras vota a la derecha PPPSOECiUPNVUPN... y defiende políticas liberales: el fascismo o capitalismo salvaje de toda la vida, desde sus abuelitos romanos.
Un país económicamente sostenido por los impuestos de los asalariados, mientras a mayor riqueza más leyes (hechas por ellos mismos) que facilitan el escaqueo, no es una democracia, sino una aristocracia o una plutocracia (gobierno de los ricos), también llamada oligarquía (gobierno de unos pocos).
Y donde unas naciones sostienen y alimentan las juergas de los que no dan golpe mientras se les niegan los derechos fundamentales (COMO EL DE AUTODETERMINACIÓN, presente en la constitución soviética, una dictadura del proletariado sin eufemismos, es decir, del 95% sobre el 5% de ricos y no, como aquí, al revés) y se insulta a sus pueblos, naciones y culturas, no es una democracia, sino lo dicho.
Un país donde los impuestos los administra y redistribuye mayoritariamente un gobierno ajeno, estatal, sumado al que se controla desde otro gobierno nacional desde sus poltronas, y que deja menos del 20% para la administración directa del municipio (el demos famoso), que es donde habita el pagano que paga, no es una democracia, sino un estado centralista y feudal, ya sea monarquía aristocrática, plutocracia u oligarquía.
Un país donde el voto no es igualitario y, por imposición de una propia ley fraudulenta, hecha expresamente para perjudicar a los comunistas (se lo dijo el propio papá del bodrio, Miguel Herrero de Miñón, riéndose en la cara del Carrillo, que ahora se entera, como Gorby, de que le han tomado todo el pelo eurocomunista), no es un estado democrático, sino una aristocracia -unos valen diez veces más que otros, como los brahmanes- o una oligarquía plutocrática.
Hablar de justicia es ya casi pantagruélico, donde los grandes estafadores se libran por los pelos, manteniendo a recaudo lo robado, y con billetes de 500 españoles bañados en coca se nutren paraisos fiscales desde Lichtenstein hasta las Caimán, pasando por Andorra y Mónaco, Suiza, Israel o San Marino, o se especula con inmuebles y las necesidades elementales de los ciudadanos, mientras en las cárceles hace tiempo que no caben ni los funcionarios.
Allí donde a más pasta mejor abogado y, si no hay pasta, un cabrón al azar que te diga -como a mí- que como no le pagaban ni para ir a juicio..., y así te va luego...; donde para ser juez has de tener un papá que te mantenga durante toda la carrera y los diez años de oposiciones sin dar golpe, resulta grotesco y obsceno hablar de justicia. Repugnan esos hijos del franquismo que, con todo lo robado puesto, acusan e ilegalizan a quienes no condenan una violencia que les agrede, mientras mantienen en los altares a sus asesinos, genocidas y ladrones. ¡Y son éstos los que se claman demócratas y no símplemente ricos, pijos o chorizos!
Y allá donde la educación pública no es más que un reformatorio mientras el dinero que le es propio se destina a subvencionar la educastración en manos de la organización más fascista y criminal de la historia bien documentada, con sede en Roma, no es, desde luego, una democracia.
¡Y espera, Manolo!: Que viene el plan teológico de Bolonia para arreglarlo e impedir totalmente que alguien sin pasta pueda acceder a estudios universitarios, ni siquiera a filosofía, historia, psicología o antropología, como antes los pobres.
Cuando y donde la sanidad pública es una cola larga de agonizantes, donde se cuelan constantemente los de las mutuas privadas que usan, cuando haga falta, los medios públicos porque ellos son muy libres (los de la cola son, claro, jodidos demócratas gilipollas, ¿no?), tan libres como para dictar la religión, educación y justicia a los que les están bien sometidos, no se puede hablar de democracia.
Ni siquiera de aquella mierda griega donde sólo votaba el padre de familia, uno por casa, sin que la mujer ni los hijos tuvieran derecho alguno, como tampoco los metekos (extranjeros libres) y ya no veas los esclavos, y donde sólo desde Clístenes de Sición en el s.VI ane, se implantó, tras una guerra con los aristócratas dueños de los latifundios principales, la isotemía o igualdad jurídica de los ciudadanos ante la ley, que aquí es lo que es: Mari Luz.
¡Fascismo a montones y poca vergüenza democrática, es lo que hay por aquí, y por ser breve!

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