Colomí que vas a França...
Me he encontrado con un amigo colomí, ya con las plumas cansadas, raídas y blancas, vecino y compañero de primeros vuelos. Y me ha dicho con pesadumbre y fatiga añeja que se va, no sabe bien adonde, "hacia el norte, hacia Francia". Yo le digo que no es buen tiempo en otoño, y con lo que se avecina este invierno, mejor al sur. Me mira de refilón, sin ganas de rebatirme ni argumentar y murmura arrastrando las letras: "Allí se nos comen... mucha hambre". - ¿Y la bandada?- le pregunto yo alarmado. Vuelve a levantar la mirada lentamente hasta cruzar un rayo de luto contra la mía y contesta: - La bandada no existe. Los que no han muerto de hambre o envenenados, lo han sido por los gatos, las cotorras que destrozan los nidos o en los picos de las gaviotas... Si queda alguien más, lo ignoro. Yo me voy hasta donde llegue, solo. Y tú ¿tienes bandada? - La verdad, no. La familia apenas. Hubo una, y grande, pero se domesticaron en las plazas, donde mendigar o comer lo