Cacatio matutina est tamquam medicina

"Evacuación matutina es tal cual medicina".

Los espectáculos de masas son, desde las tiranías helenísticas, un arma propagandística política de primer orden. Si los antiguos ganadores de los juegos de la Gran Madre pasaban a ser reyes anuales o estacionales, con sus privilegios fecundativos, los posteriores de Hera en su templo de Olimpia fueron incluso divinizados por los aedos, como Homero el ciego o Píndaro.

Lo mismo pasaba con los gladiadores supervivientes en época de Juvenal, asesor político de Nerón, que le aconsejaba: "Panem et circenses" gratis para contención y contento de la morralla, la ciudadanía romana indolente. Y le iba bien, mientras duró.

La catársis de la masa es desahogo evidente para emociones instintivas, para las reacciones "espontáneas" y arquetípicas, para el despertar del gregarismo que da seguridad a la bandada o a la manada: recuerdos subconscientes atávicos en todos los mamíferos, como el instinto de supervivencia.

Ese gregarismo ha llevado a guerras civiles, con cientos de miles de muertos, en la Bizancio de Justiniano, entre los diferentes colores de aficionados y miembros de las cofradías de las carreras de carros. Ya entonces esos colores distinguían facciones de clase, aristócratas y terratenientes versus comerciantes, artesanos y pequeños propietarios. El resto, la mayoría de la población, sobrevivía y aplaudía al ganador para seguir sobreviviendo.
No voy a explicarlo. Está en Procopio, si no recuerdo mal, y el boloñés Umberto Eco lo hizo bastante bien en una novelita entretenida: Baudolino. Prefiero a Procopio y su Historia Secreta.

Es obvio ese nacionalismo caciquil y comarqueño en el imaginario indígena ibérico. Lo aprendí infante, contemplando los embates del Badalona F.C., de tercera regional, contra lo más recio de los territorios circundantes, en abierta batalla campal, física y verbal, mezcla de rugby y balonpié, sobre campo de tierra y piedras. Cada caída, un charco de sangre. Como en los toros pero sin cuernos.
Me aburría inmensamente, porque no me dejaban jugar. Y, antes de los 10, ya me escaqueaba.
Prefería leer o jugar yo también.

Más tarde vino el bachi y la Penya. Y se me abrió un mundo. Pues ví que, en una Badalona que había pasado en diez años de 60.000 a casi 200.000 habitantes (1964-1974), el fútbol era cosa de los foráneos.
Los indígenas de linaje celebraban sus rituales de identidad nacional entorno a las dos cestas. Me costó entenderlo diez minutos pero creo poder explicarlo antropológicamente: la canasta es lo más parecido a la barretina y la bolsa. Encestar infiere al mismo tiempo aprender (meter en la cabeza o barretina) y enriquecerse. Si gana el contrario, te arruinas, o sea que tú verás por quien apuestas-inviertes y quien defiende tus intereses, de bolsillo o barretina.

Y como un latinajo siempre mola, si viene a cuento:

Non aes sed fides
: "No dinero, sino lealtad". (Aes: cobre, la moneda pequeña en Roma).

Lo que, evidentemente, no es el caso. La lealtad es hoy temporal, como el sube y baja de los beneficios en el gráfico, y el principio es norma moral en todos los ámbitos, pues la moral general se fragua a partir de la moral local, de un pseudonacionalismo no cultural y natural (lingüístico-geográfico), sino clientelista y gregario, de manada.
Así los de Cáceres son del Cáceres si juega contra Badajoz pero del Badajoz si juega contra el Huelva. Y, si se juega contra vascos o catalanes, del que sea.
Lo mismo pasa aquí y allí. Ese es el juego: Divide et impera, dijo el papá de Alejandro, Filipos de Makedonia, aunque en macedonio de Platea, claro. El niño era obediente y ya saben...

Extrema-cara-dura y Anda-enchúfate-Lucía

Como explicó Aristóteles, el clientelismo político de los tiranos, para favorecerse con el apoyo de las masas, es la mejor arma contra las aristocracias terratenientes. Pero también avisaba el maestro de Alejandrito de que una alianza de éstos con el tirano y su clientela nutrida y bien armada era la mayor amenaza para las demás polis democráticas. Y acertó.

En Extremadura se da el peor caso. Según exponía indignado Ramón Tamames en Ágora, un 33% de los extremeños son funcionarios, junto a un 28% de andaluces y -comparativamente- un 12% de catalanes, cifra que el catedrático consideraba razonable. Después habló del clientelismo que ello supone, el voto fiel y sumiso del que depende el sustento del lacayo, que acude siempre solícito al llamado del amo cacique, en defensa del latifundio de la ama condesa.
Y los miles que abandonaron el feudo para gozar de derechos y una vida tal vez digna, en esta Catalunya de las dos canastas, mantienen ahora con impuestos abusivos la corte caciquil de los señoritos Ibarra, Cháves y herederos. Allí, los terratenientes que vinieron de las américas enriquecidos y corruptos con sus prácticas esclavistas y genocidas, acostumbrados al uso de esclavos y a la impunidad de sus excesos, levantaron sus encomiendas hereditarias con la misma mentalidad colonial. ¿Se acuerdan de Las Hurdes de Alfonsito XIII? ¿De la revuelta y masacre de los traicionados moriscos de Granada? ¡Pues dejarse de novelitas sin facundia y más historia de la que aún estamos pagando!

Allí, Arias Navarro, el llorón carnicero de Cáceres, hizo su masacre de personas decentes, en el campo de fútbol. Allí antes, como en tantos miles de aldeas y ciudades, las viudas se veían acusadas por caciques y clero de brujas, quemadas y expoliadas de unas propiedades que sus acusadores se repartían. Allí hace poco miles de gentes trabajadoras dejaron sus hogares para ahora verse esquilmados con la excusa de que los latifundios no dan lo bastante para mantener la corte, pese a que reciban la mayor cantidad de ayudas europeas y a que sus cuentas hayan sido denunciadas infinitas veces por fraudulentas...

Pues allí, la gente de izquierdas y de IU, llama oximoron a la relación entre nacionalista y de izquierdas (contradicción). Es elegante, aunque sea indecente.
Y es alguien culto, educado, "liberal", a quien resulta grato leer, sin esfuerzo, sin duda buena persona y de afable trato, pese al reflejo atávico y condicionado, tan humano.

Y otro socias, cuyo logo es don Vladimir Illich Ulyanov en rojo y amarillo, y de cuyos textos también he disfrutado, se declara furibundo defensor del real Madriz y de los negocios de don Florentino, aunque llevo deducido de sus textos que los catalanes y los vascos y sus ínfulas independentistas y su demanda del elemental derecho a la autodeterminación le parecen despreciables sarpullidos burgueses. Y, lo cachondo, es que ni siquiera es madrileño ni extremeño, y que, declarándose marxista, acepta lo del floren y sus KK como modelo de un capitalismo duro y su maquiavelismo inherente: todo vale por ganar, todo queda excusado si hay un beneficio...

Sabiendo de quien y de donde se sacan los créditos y a quien van a parar los beneficios, así como la privilegiada legislación que se les aplica a ésos que han de ser ídolos, guías y modelos para nuestros hijos, supone la aceptación pública de la esclavitud como moral de estado: pagan los que pierden, se jodan. Los demás a la borrachera, el buen sueldo y lamer la mano que les alimenta. Los andaluces, extremeños y castellanos, que ahora pagan como catalanes por haber escogido mal destino, ponen la pasta, los demás se la reparten y juegan todos en su contra, incluídos los maños del señor de los Monegros, que prohiben envasar o rotular en Huesca o Teruel en catalán. Los catalanes finos, con linaje y solera, llevan la pasta a Andorra, como siempre. Como el Lorenzo, conde de Montseny, o su hermanita, la crema catalana de la nobleza... ¿Quién mejor que un conde catalán para enseñar a los españolitos a hablar buen castellano?

Hoy, en Catalunya, el primer gran acto de la sociovergencia ha sido sellado por Montilla y Mas: una educación pija para ellos y sus niños y correccionales regentados por beatas para la masa pagana. Con dinero de los asalariados, los únicos que pagan impuestos mientras el fraude fiscal españolito del año pasado se calcula en 80.000 millones de euros...

Ya funciona muy bien, para ellos, en el "cinturón rojo", ahora el "cinturón abstencionista", que les va aún mejor. Muchos han colaborado en el cambio, en conseguir que un heredero del franquismo más caciquil y fascista gobierne Gramanet, la Roja, especialmente Manuela, la que estaba mala aquí pero mejor ahora que vive en las nubes del olimpo político... La lista es larga, demasiado para una simple cacatio matutina, la mejor medicina preventiva.

Comentaris

Me temo que yo no creo en ninguna "nación" ni por eso mismo considero que ningún tipo de nacionalismo - sea periférico o centralista - deba ser asumido desde la izquierda.

Y esa es una de las razones por las que soy republicano, y no "español": porque creo en la Res - Pública y no en España.

Valga lo mismo para Catalunya, Extremadura o Madrid.

Gracias por lo de buena persona, culto, etc. Lo de "liberal", eso sí, no lo asumo. Libertino mejor.

Un abrazo
Carles Acózar ha dit…
Amigo Víctor, gracias por tu cordial participación, pero parece que confundes, en mi opinión, estado y nación. Lo primero tiene raíces en la lucha de las oligarquías y plutocracias por el control de las segundas. Una nación es una realidad cultural, como muy bien define el diccionario de la Real, aunque sea contradictorio con el español de pandereta que usan los señoritos del PP y que no saben leer (¡colegios de curas!). Las naciones existen o no, más allá de la creencia o de la voluntad de los que se sientan fastidiados por ello. Los estados son superfluos órganos de poder y negocio, e impuestos por la fuerza en casi todos los casos, marcando la hegemonía de una nación sobre las otras.
En la república romana se respetaban, como en el imperio medopersa de Ciro el Grande, las culturas de todas sus naciones, con sus lenguas, religiones, leyes, etc.
Cuando esa república devino imperio en Roma la nación romana se impuso salvajemente sobre las demás naciones, intentando asimilarlas y desnaturalizarlas. Ya sabes cómo acabó. Y lo mismo con los medo persas, comidos por los partos arsácidas y los alanos que volvieron al modelo de Ciro.
Lo de liberal entre comillas es por un sentido de amplia empatía que me trasladan tus comentarios hacia tipos con los que no comulgas pero que toreas y toleras, con una manga ancha que a mi no me queda ya. No por liberal en política o economía. Es este un término que como lo de gay ya no viene a significar lo que era: cosas de lo palmariamente imbécil o políticamente correcto, que es lo mismo.
Un abrazo y salud. Carles.
Carles Acózar ha dit…
Nota del autor: Por fallo en memoria, confusión: Carlos Arias Navarro, nacido en Madrid y llamado por Franco "el blandengue", fue conocido como "el carnicerito de Málaga", donde actuando como fiscal firmó cuantas penas de muerte pudo.
Los sucesos del campo de fútbol, con más de 3.000 republicanos asesinados sin juicio, se produjeron en Badajoz, donde los legionarios y moros mataron "todo lo que se movía", según los corresponsales de prensa extranjeros.
Sorry! CARLES.

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